Si piensas que ahora mismo no tienes ningún incentivo para embarcarte en un proceso saludable..¡Estás muy equivocad@! Querer estar preparado y esperar a ello es un freno psicológico como la copa de un pino. El camino de “algún día de estos” lleva a la ciudad de “a ninguna parte”. Si «vives en una espera continua»…¡Pues vas a esperar un buen rato!
Tienes que empezar antes de sentirte preparad@, porque la sensación de vértigo es la que a ayudarte a que te tomes en serio tu meta y lo des -casi- TODO por éste. Si aún así todavía tienes dudas, déjame que te cuente que yo antes de tirar adelante con una decisión y lanzarme al vacío, siempre pienso en dos cosas:
A. ¿QUÉ ES LO PEOR QUE PUEDE PASAR? Abraza el fatalismo hasta que te sientas cómoda en sus brazos. Es la mejor manera de tomar decisiones con criterio, si te pones en lo peor, ya no hay nada que temer, porque ya sabes a lo que te enfrentas y lo aceptas.
B. ¿ME ARREPENTIRÉ SI FINALMENTE DECIDO NO HACERLO? ¿Realmente podrías vivir con la sensación de cómo mínimo no haberlo intentado? Para mi el verdadero fracaso es vivir con el “Y si hubiera hecho esto…” “Y si me hubiera arriesgado…”
Además, no te estoy pidiendo correr un maratón. Mucha gente con la que trabajo llega precisamente a mí desbordada de tanto proceso dietético y agobiada por no encontrar soluciones.
En éste caso la única pérdida que puedes obtener es la de hábitos nocivos y obtendrás ganancias en salud.
¿Donde está el riesgo? Yo no lo veo…¿Y tú?